martes, 23 de diciembre de 2008

Un Sueño

No estoy durmiendo por las noches,
Ni me concentro por el día,
Pues ciertamente estoy pensando en ti

Pensando en tus manos traviesas,
Brisas suaves de enero
Que como sus gotas acarician mi cuerpo
E imagino que con mis manos acaricio
Tus muslos desnudos y tu vientre enardecido
Como el Sahara al medio día.

Sueño que deslizo mis dedos de arriba abajo
Apenas tocando tu piel de seda
Con la delicadeza de un rayo del ocaso
y se estremece tu piel bajo mis manos.

Y así como la cordillera espera impaciente
Las nevadas del invierno,
Siento tus senos que esperan alertas
Que los cubran mis besos que intranquilos.
Se tropiezan con tus labios suaves,
Como el rocío de la mañana
En un espacio intemporal e inexplicable,
Dónde nada más importa.

Imagino que como el viento de verano
Que corre hacia el sur de manera natural,
Viajo cálido sobre el relieve de tu cuerpo
y tus manos, mariposas monarca
se postran sobre mi cuello
y prenden fuego a mi espalda.

De pronto como de vientos impetuosos
Que convergen sobre la mar,
Consumidos de deseos fervientes
Despiertan de su sueño un huracán.
Que se levanta de entre las olas
En su solemne belleza natural,
Como la desnudez de tu cuerpo
Que de entre las sábanas se eleva
Con la perfección del sol primero
Y los colores de la aurora.

Y así como el huracán
A mi costa te siento arribar
Despertando mis deseos
De envolverme en tu espiral.

Con tus vientos intempestivos
Levantas y meces las hojas que el otoño dejó
Y así como las hojas se mueven,
Se mueve tu cuerpo sobre el mío
En un delicado vaivén de cadera.
Y rozas con tus labios mi cuello
Como las hojas sobre la acera.

Susurro palabras a tus oídos
Y me aferro a tu espalda cálida
Que se arquea con cada sensación de placer
Que producen las corrientes marinas de mis manos
Que siguen de cerca ese vaivén.

Así como la tierra que hace tiempo dejamos,
El movimiento de tu superficie responde,
A la excitación del magma que dentro tenemos.

Cómo los colibríes sobre las flores,
Revoloteamos impredecibles sobre la cama
Y con la respiración ahogada de placer
Disparamos besos a quemarropa.

Hasta llegar al cielo por una escalera de caricias
y contemplar desde ahí la incontenible erupción,
Del volcán de nuestros cuerpos fundidos al final
Abrazados en espasmos placenteros y un te amo,
Aunque sea sólo un sueño, tan sólo poesía erótica natural.


C Nieto

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