martes, 23 de diciembre de 2008

Acostumbrada

Son las cuatro veintisiete de la mañana,
La única luz en el cuarto se filtra sigilosa
Por el borde de unas persianas cerradas.
La luz que emite la ciudad por naturaleza.

No se que soñaba, ni como sucedió,
Dormía en la posición acostumbrada,
Sobre mi costado izquierdo
Y al mismo lado una almohada.

De pronto sin más razón desperté
Sin saber como ni el porqué.
Aluciné con la silueta de tu rostro
En la penumbra acostumbrada
Dibujada con luz muy tenue,
Luz de una madrugada.

Juraba que estabas aquí,
Que contigo compartía mi cama.
Juraba eras tú, quien me quitó el sosiego
Y despertó mi alma.

Desprendí del reposo mi cabeza.
Dirigí mi mano a tu imagen fulgurante
Entre las la sabana obscurecida,
Tan solo para besarte

Con mi mano en tu mejilla
Y los dedos sobre tu cuello
Apenas debajo de tu oído,
De forma acostumbrada a ello

Toque aquel que parecía tu rostro
Para darme cuenta que alucinaba
Por costumbre o por deseo
Pero tan solo alucinaba.

No era tu rostro a mi lado,
Ni eras tú, en medio de mi cama
Tan solo la almohada
En medio de la noche...
En la forma acostumbrada.


C Nieto

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_NERO_